La correspondencia entre Héctor Anabitarte y Armand de Fluvià (1974-1980)
En este trabajo, Moléculas Malucas da a conocer por primera vez la profusa correspondencia entre los pioneros del movimiento de liberación homosexual en Argentina y España, conservada en el Arxiu Nacional de Catalunya. Dado que la mayoría de la documentación personal de Héctor Anabitarte, del Frente de Liberación Homosexual argentino, fue destruida por motivos de seguridad durante la última dictadura cívico-militar, esta correspondencia con el líder del movimiento homosexual español, Armand de Fluvià, proporciona un acervo archivístico imprescindible para entender las estrategias de supervivencia, de expansión de redes, de activismo y de construcción de marcos teóricos de mediados de los setenta. A la vez, las trayectorias inversas de ambos movimientos en el último lustro de la década–el Frente de Liberación Homosexual de la Argentina se vio sometido al incremento de la violencia estatal y política, a la vez que el Movimiento Español de Liberación Homosexual salía a la luz y empezaba a recabar el apoyo de la opinión pública tras la muerte del dictador Francisco Franco-permiten complejizar las narrativas acerca de la historia del activismo gay como una trayectoria de progreso lineal, poniendo de relieve por el contrario la importancia de las políticas de solidaridad transnacional, las redes de apoyo afectivo, y el utopismo queer como estrategias de resiliencia y desafío frente al autoritarismo estatal y la homofobia.
Por Javier Fernández Galeano* y Gema Pérez Sánchez**
En el intercambio epistolar (abril 1974 - mayo 1980) que aquí presentamos entre dos pioneros del movimiento de liberación gay de las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado—el argentino Héctor Anabitarte Rivas (Buenos Aires 1940- ) y el catalán Armand de Fluvià (Barcelona 1931- )—se nos ofrece una perspectiva singularmente apasionante acerca de los complejos lazos transnacionales de cooperación y vínculos afectivos que se establecieron entre militantes homosexuales de diferentes continentes[1]. El movimiento de liberación homosexual de la Argentina se remonta a mediados de los sesenta y se inserta en las corrientes de radicalización de los sectores opositores de estudiantes y trabajadores ante la intensificación del autoritarismo estatal bajo el régimen dictatorial encabezado por el General Juan Carlos Onganía (1966–1970). En este contexto, un grupo de homosexuales de clase trabajadora se activó para enfrentarse al acoso policial (Anabitarte, “Confesiones” s.p.). De estas reuniones surgió el grupo Nuestro Mundo en 1967, dos años antes de los disturbios de Stonewall en Estados Unidos (Ben e Insausti 298). Algunos de los miembros de este grupo eran sindicalistas que contaban con experiencias militantes previas que fueron fundamentales en la trayectoria de politización de su sexualidad (Ben e Insausti 300-309). En concreto, Héctor Anabitarte, empleado de correos y miembro del Partido Comunista, llegó a jugar un papel de liderazgo y de enlace con los demás grupos integrados en el Frente de Liberación Homosexual (1971–1976). Parece haber unanimidad entre historiadores y militantes del FLH en cuanto al hecho de que la organización se formó como resultado del encuentro entre los miembros de Nuestro Mundo y un grupo de intelectuales consolidados, a los que posteriormente se unieron los estudiantes del grupo Eros liderados por Néstor Perlongher (Fernández Galeano, “Cartas” 613).
Por su parte, en la España sometida a la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), Fluvià, un abogado barcelonés de origen acomodado, se mantenía al tanto de los movimientos de liberación homosexual en el extranjero gracias a su suscripción a la famosa revista gay francesa, Arcadie, y consultando a escondidas la prensa extranjera que llegaba a los institutos Británico y Americano (Fluvià, “La perspectiva” 81-82). En 1970, a raíz de que se presentara ante las Cortes franquistas el anteproyecto de la temida Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (LPRS)—que consideraba a los homosexuales como peligrosos sociales y les sometía a penas de prisión, exilio, y vigilancia[2]—Fluvià y su amigo Francesc Francino llevan a cabo una serie de acciones de protesta en los medios de comunicación que llevarán eventualmente a la formación, también en aquel mismo año, del Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH) (Fluvià, El Moviment Gay 47-50)[3]. Tras la muerte del dictador en 1975, el MELH se disolvió y se fundó el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC)[4], impulsando y apoyando también la formación de grupos afines en otras regiones de habla catalana (Valencia e Islas Baleares). En 1978, el FAGC contribuyó a la creación de la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE), que anualmente reunía a los diversos colectivos que desde entonces se fueron formando en España (Trujillo 199; 203-204). Estas transformaciones figuran documentadas en varias de las cartas aquí presentadas (carta a la Delegación Permanente en Europa Occidental del FLH [10 julio, 1976]; carta Anabitarte [17 julio, 1976]).
Son años de cambios drásticos en los escenarios políticos de ambos países que afectaron profundamente las posibilidades de los militantes de abogar públicamente por sus derechos. Entre 1969 y 1973, los militantes argentinos parecían enfrentarse a perspectivas más esperanzadoras que sus homólogos españoles. La “primavera popular”, la expansión de los movimientos populares y revolucionarios en Argentina entre el “Cordobazo” y el regreso de Perón, parecía proporcionar un contexto prometedor para las políticas de liberación sexual. Sin embargo, la escalada de la violencia política se profundiza en 1974 con la formación, desde el Estado, de la Alianza Anticomunista Argentina (la Triple AAA)—un siniestro grupo paramilitar patrocinado por sectores políticos y sindicales de la ultraderecha peronista junto con la policía federal y las fuerzas armadas—que asesinó, secuestró y desapareció a miles de personas que provenían de la militancia política de izquierdas, del mundo de la cultura, del sindicalismo, y del movimiento estudiantil (Bellucci, s.p.). Finalmente, el programa sistemático de terror estatal implementado después del golpe de 1976 desbarató la estrategia del Frente de Liberación Homosexual de la Argentina (FLH). En España, por el contrario, la promulgación de la LPRS en 1970 fortaleció el marco jurídico de vigilancia y represión estatal de la homosexualidad, pero la muerte del general Franco en 1975 liberó las fuerzas de oposición a la dictadura que habían tomado forma durante años. Estas trayectorias políticas inversas revelan que la expansión de la militancia por la liberación sexual no se corresponde necesariamente a una historia de progreso lineal, simultáneo e imparable en todos los contextos nacionales. Por el contrario, el activismo LGTB pasó por períodos de desarrollo y regresión, ya que la expansión y contracción de las oportunidades democráticas tuvo diferentes cronologías en el Cono Sur y la Europa mediterránea. Como resultado de estas trayectorias inversas, un grupo considerable de militantes argentinos se exiliaron en España y participaron, de diferentes maneras, en los movimientos de cambio que se extendieron en el país entre mediados de los setenta y principios de los ochenta.
El primer contacto entre Nuestro Mundo, luego integrado al FLH de la Argentina, representado por Héctor Anabitarte, y el MELH, representado por Fluvià, se inició, según testimonio de Anabitarte, a principios de los setenta con la solicitud de que el grupo argentino reclamara en foros internacionales el fin de la represión que sufrían los homosexuales en la España franquista (“Semblanza” 86). A esa primera carta siguieron muchas otras, incluida una de 1973 en la que se informa de cómo el ministro español de Asuntos Exteriores Laureano López Rodó protestó ante el gobierno francés porque la revista francesa Arcadie distribuía clandestinamente desde París el boletín de AGHOIS (Anabitarte, “Semblanza” 86). El epistolario que aquí presentamos comienza con una misiva de abril de 1974 del grupo argentino. En primer lugar, hay que tener en cuenta que ambos grupos operaban en condiciones de clandestinidad, relacionadas en sendos casos con el empeoramiento de la situación sociopolítica y el recrudecimiento de la persecución policial. Por ello, entre otras cosas, Héctor Anabitarte firmaba a menudo con el seudónimo de Rodolfo Rivas, para proteger su identidad real ante la posibilidad de que su correspondencia fuese interceptada por las autoridades. En el caso de España, estaba vigente la ya mencionada LPRS, y en el caso argentino se estaba produciendo una escalada de la violencia política, en la cual los homosexuales se vieron atrapados como una suerte de arma arrojadiza, en tanto que diferentes grupos políticos, y sobre todo la extrema derecha, intentaron asociar a sus oponentes con la militancia del FLH.
En este contexto represivo, el National Gay Task Force (NGTF) estadounidense asumió la función de canalizar la correspondencia de estos grupos, proporcionando su dirección como forma de contacto. Por tanto, la primera carta aquí reproducida, de abril de 1974, estaba dirigida a AGHOIS (que en realidad usaba ya entonces las siglas MELH) con la dirección del NGTF en Nueva York. La carta expresaba un deseo de intercambiar materiales y experiencias, pero alertaba al destinatario de que el uso de la dirección personal de Héctor Anabitarte para comunicarse con el FLH no era ni público ni legal. Usando el lenguaje de la fraternidad que cohesionaba a los movimientos de liberación sexual a nivel transnacional en este periodo–en una lucha horizontal protagonizada por “hermanos” y “hermanas” que desafiaban juntos, y globalmente, al orden patriarcal–el escritor de la carta se despide “fraternalmente”. Junto a la carta, el FLH enviaba unas etiquetas adhesivas de las que usaban para denunciar la represión policial de los homosexuales.
Es importante apuntar que la lucha por la liberación sexual se retroalimentaba de los movimientos de solidaridad entre los militantes de izquierdas que desafiaban el giro autoritario y reaccionario en varios estados de América Latina. Así, dado que el general Pinochet estaba usando el terrorismo de estado en Chile para arrancar de raíz el apoyo popular al proyecto socialista de Allende, el FLH argentino quiso interceder para que un exiliado chileno pudiese encontrar refugio en España. Para ello, solicitaban de sus “hermanos” españoles un certificado de trabajo (Carta [abril 1974]). Como podemos deducir de varios testimonios orales, la España franquista no era de por sí la sociedad en la que los exiliados latinoamericanos preferían buscar refugio, pero sí un punto de entrada accesible al resto de Europa (Bertini, n.p.; Matamoro, s.p.; Tosoni, n.p).
Otro documento que el FLH envió a España en este primer periodo era una carta abierta a la jerarquía eclesiástica, redactada por los católicos homosexuales adheridos al FLH. Este documento apunta hacia una corriente temprana de activismo sexual que ha recibido una atención secundaria en la historiografía; el de aquellos homosexuales que querían reconciliar la espiritualidad católica con su vida sexo-afectiva. Según los testimonios recogidos, este grupo era minoritario dentro del FLH. Sin embargo, con respecto al activismo español, hay que tener en cuenta que el catolicismo progresista jugó un papel importante como discurso de apelación a las autoridades, como refleja el hecho de que la primera iniciativa del MELH fue la petición al obispado español para que intercediese en su favor durante la redacción de la nueva LPRS. El documento que envió el FLH abre una ventana hacia la espiritualidad “gay” como una forma de transnacionalismo temprano (Fernández Galeano, “Almighty” s.p.).
Otro ámbito de colaboración entre los grupos argentinos y español que resultó muy fructífero fue el de la búsqueda de referentes dentro del colectivo de profesionales de la salud mental que estuviesen dispuestos a colaborar en la lucha por la despatologización de la homosexualidad. Particularmente importante en este sentido fue el psiquiatra andaluz Carlos Castilla del Pino, miembro del Partido Comunista, que sobresalía dentro de su profesión por su interés en entender la “alienación” y las patologías mentales a través de las teorías Freudo-Marxistas. Por su conocido antifranquismo, en 1960 se le denegó la plaza de catedrático (“Fallece” s.p.; “Castilla del Pino”, s.p.). Sin embargo, los militantes del FLH seguían su trabajo de cerca, y se pusieron en contacto con él cuando visitó Argentina en 1973 para asistir a una conferencia (Anabitarte, Entrevista, s.p.). En respuesta, Castillo del Pino les dirigió una carta alentándoles a continuar su lucha: “estoy convencido que vuestra liberación no será sólo vuestra . . . al hacerse ustedes en este respecto mas libres, nos hayan dado buena parte de vuestra libertad” (Anabitarte, Nadie olvida 36). Castilla del Pino elogiaba al movimiento de liberación homosexual argentino por su lucha para liberar a la libido de las estructuras de opresión, lo que en su opinión acabaría beneficiando a la sociedad en su conjunto, favoreciendo actitudes menos prejuiciosas sobre la sexualidad. Otra de las intermediarias y aliadas del Frente de Liberación Homosexual era Beba Eguía. Entre otras cosas, Beba se entrevistó durante su viaje a París en 1974 con el director de Arcadie, la conocida publicación homófila francesa, estableciendo así canales para un intercambio regular entre ambos grupos (Anabitarte, Carta [26 septiembre, 1974]). Igualmente, el abogado y activista neoyorkino Robert Roth tuvo un papel fundamental al mantener un registro sistemático de las organizaciones que se iban formando y expandiendo a nivel global, en una serie de listas que luego circulaba a los actores interesados, como se menciona en una carta de 1975 en la cual Fluvià le facilita a Anabitarte una lista de personas que contactaron con organismos estadounidenses, posiblemente porque las mismas eran residentes en Argentina (Carta [3 febrero, 1975]). En esta misma carta Fluvià se refiere al documento “Sexo y revolución”, que el FLH había compartido con el movimiento catalán. En su énfasis en la necesidad de conectar la liberación sexual con otras luchas contra la opresión, este documento tuvo un papel fundamental en ampliar la perspectiva teórica y fortalecer la praxis revolucionaria de los militantes catalanes, como se refleja en el Manifest del FAGC de 1977 (Fluvia, Entrevista, s.p.).
En 1975, Anabitarte realizó una suerte de gira por Europa para entrar en contacto personal con aquellos grupos con los que el FLH mantenía correspondencia, a los que Anabitarte denominaba “movimientos hermanos”, dando a entender que se trataba de relaciones basadas en vínculos de horizontalidad y parentesco elegido. Durante este viaje, Anabitarte y otros dos argentinos pasaron unos días en Madrid, buscando trabajos temporales y mal remunerados para poder mantenerse a sí mismos, y alojándose en los hostales más asequibles. A pesar de estas condiciones materiales precarias, el FLH era capaz de circular sus ideas y materiales; en este mismo viaje a Europa, Anabitarte trajo el número 1 del boletín clandestino Somos para donarlo a los archivos del movimiento español (Cartas [17 mayo, 1975; 29 junio, 1975; 2 julio, 1975]). Como se demuestra en este cruce de cartas, el interés por intercambiar materiales impresos, notas de prensa, artículos sobre la historia de la homosexualidad, y revistas del movimiento es apremiante y constante entre ambos corresponsales.
Anabitarte y los militantes argentinos mostraban un gran interés y conciencia del potencial de un cambio político radical en España tras la muerte de Franco. En noviembre de 1975, el mes que falleció el dictador, Anabitarte escribía:
Estamos muy atentos a lo que pueda pasar en vuestro país. La muerte de Franco puede marcar el comienzo de una nueva etapa, en la cual los homosexuales españoles pueden jugar un papel. Por favor cualquier novedad escriban. Con respecto a los fusilamientos, aunque un poco tarde, el movimiento argentino resolvió enviar a ustedes un mensaje con nuestras condolencias. Lamentamos mucho estas muertes, gratuitas además, pues el franquismo, al menos el que se inicia en 1936 con la declaración de la guerra “civil”, agoniza. Y no sólo en el cuerpo de Franco (Carta [6 de noviembre, 1975]).
En esta misiva se yuxtaponen la esperanza ante una posible participación del movimiento homosexual español en el horizonte político posfranquista, y la repulsa ante los últimos estertores de violencia estatal del cuerpo agonizante del franquismo—las ejecuciones, el día 27 de septiembre de 1975, de tres militantes del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), y dos miembros de Euskadi Ta Askatausa (ETA; País Vasco y Libertad) político-militar. No había duda, para los militantes homosexuales de esta época, de que la lucha por su propia liberación estaba estrechamente vinculada a la solidaridad con los movimientos de emancipación política y lucha armada antifascista, así como con el feminismo.
En esta línea, el movimiento argentino concedió una importancia excepcional a la colaboración con la lucha por los derechos de la mujer, siempre conscientes de cómo el machismo, la misoginia y la homofobia se retroalimentan entre sí. A finales de 1975, Anabitarte envía a Fluvià como encarte una traducción de la famosa declaración de 1970 de las Radical Lesbians estadounidenses, “The Woman Identified Woman”, traducido al castellano como “La mujer que se identifica mujer” y reproducido por el Grupo Homosexual Feminista o Grupo de Lesbianas Feministas de la Argentina—grupo colaborador del FLH. Este texto traducido había aparecido por primera vez en el número 1 de Somos, como aportación de Néstor Latrónico, quien lo firma como Revolución Homosexual del Tercer Mundo (Third World Gay Revolution), grupo (Queiroz s.p) que había contribuido a fundar en Nueva York en 1970. La importancia que el FLH concedía a la lucha por los derechos de la mujer se relaciona con la manera en que las fuerzas conservadoras, y en especial la Iglesia Católica, metían en un mismo saco a los homosexuales “junto al feminismo, ‘como lo último de lo último’ en una larga enumeración en la cual demuestra la degradación humana que se acelera desde 1960. Esta es la opinión de un dirigente de la cúpula de la iglesia católica argentina [Monseñor Vicente Faustino Zazpe]” (Carta [30 de junio, 1976]). En respuesta a la misoginia y homofobia de la Iglesia y las fuerzas armadas, el FLH contesta—“indirectamente dada la situación imperante”—con un boletín distribuido a los medios de comunicación, “Opinan cristianos europeos sobre la homofilia”, de junio de 1976, en el que se presentan varios ejemplos de “católicos disidentes” (sacerdotes y teólogos) europeos a favor de la aceptación de la homosexualidad en el seno de la Iglesia.
Hacen hincapié en que las declaraciones favorables a la homosexualidad de un sacerdote italiano se publicaron en Arcadie “órgano oficial desde 1954 de uno de los movimientos homosexuales franceses más importantes del país”, con el que el FLH mantiene relaciones, por lo que traducen el artículo al español “para ser distribuido en la Argentina ya que éstas [las opiniones del sacerdote italiano] significan en nuestro ambiente machista un soplo de aire fresco. El machismo es en la Argentina como un agobiante chaleco de fuerza cuya primera mordaza está en la cabeza.” En este mismo documento, se abunda en la importancia de los resultados de las elecciones generales italianas de 1976, en las que “El Partido Radical Italiano se presentó en los comicios reivindicando entre otros los derechos de la mujer y de los homosexuales de ambos sexos [obteniendo] por primera vez en muchos años cuatro bancas en la Cámara de Diputados (…)”, y se remata el documento con una traducción del francés firmada por un grupo de homosexuales cristianos que “esperan afirmar su fe en Jesucristo sin reconocerle a nadie el derecho a cuestionar su fidelidad al Señor bajo el pretexto de su sexualidad”.
En España, las relaciones entre feminismo, lesbianismo y los frentes de liberación homosexual fue compleja. En 1977, el Col.lectiu de Lesbianes de Barcelona (CLB) empieza a colaborar con el FAGC en su lucha por derogar la LPRS, y el FAGC participa en los actos de celebración del Día Internacional de la Mujer:
[A]sistimos a los actos con una pancarta en el auditorium donde se desarrollaron y el día de petición de Amnistía salimos por primera vez a la calle con una pancarta junto a todas las organizaciones y partidos políticos. Al ser desplegada todos nos aplaudieron y corearon nuestros slogans. Mañana tenemos una sesión de cine amateur gay y un recital de canciones por miembros (y miembras) del Front, para recaudar fondos, en la universidad, y pasado mañana iniciamos la campaña contra la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social con carteles en la Universidad, pasquines en las paredes de las calles, lanzamiento de octavillas y pegatinas, etc. (Fluvià, Carta [24 de marzo, 1977])
Y en 1976, como informa Fluvià a Anabitarte en su carta de 17 de julio de 1976, el FAGC lee una declaración de adhesión a la lucha por los derechos de la mujer en las Jornadas Catalanas de la Mujer que “fue leída y muy aplaudida y muy comentada por la prensa”. Sin embargo, las lesbianas abandonan el FAGC para unirse a la Coordinadora Feminista en 1978 por encontrar demasiadas diferencias con los hombres gay (Trujillo 205-506).
En su carta del 1 de agosto de 1976, Anabitarte demuestra gran interés en recibir información de los documentos y declaraciones distribuidos en las Jornadas Catalanas de la Mujer a las que se refería Fluvià:
pues junto con feministas estamos trabajando en un libro que arranca de 1857 a 1976, año por año, país por país, trataremos de documentar, dando la “línea” con sutilezas, las luchas y sufrimientos de la mujer, nuestras aliadas fundamentales en la lucha homosexual. Con respecto a España, por supuesto, es poco lo que tenemos. Mejor dicho. Nada. Podrían mandar las biografías, unas diez líneas, de las más sobresalientes feministas y mujeres españolas de los últimos 120 años? Con una docena de personas nos conformaríamos. También puede ser artistas, no sólo activistas, o profesionales, que por su condición femenina, sufrieran represiones, postergaciones.
El libro estaba listo para ser publicado a la altura de febrero de 1977, según indica en una carta Anabitarte, que para esa fecha vivía exiliado en España. Volviendo a la misiva de agosto de 1976, se anuncia también la llegada a España de otro exiliado argentino con el alias Pedro Loyzaga. Anabitarte explica que es un profesor de filosofía que ha estado dictando un curso “para nuestros militantes y feministas”, cuyos apuntes promete mandar al FAGC en breve. Se trata de “Aporte sobre orgasmo femenino”, otro importante documento de apoyo al movimiento feminista producido por el FLH y que, como explica Anabitarte, “pensamos tiene que ver de alguna manera con los prejuicios antihomosexuales, ya que el machismo y la misoginia, el desprecio por la mujer, y por la homosexualidad, tienen las mismas raices” (Carta al Instituto Lamba [22 de noviembre, 1976]). Asimismo, Anabitarte y muchos exiliados argentinos de los movimientos liberacionistas son ayudados por Beba Eguía, “[u]na compañera nuestra, heterosexual, muy activa en el movimiento” que tuvo que exiliarse con sus hijos a Madrid en julio de 1976 (Carta [1 de agosto, 1976]), quedando patente la fraternal colaboración entre los movimientos feminista y homosexual en la Argentina, además, por supuesto, de la raigambre en la militancia de izquierda de ambos grupos.
Por otro lado, en paralelo el movimiento catalán exploraba estrategias de expansión y visibilización compatibles con un marco legal en el que la homosexualidad seguía estando tipificada como un peligro para la sociedad. En febrero de 1976, Armand de Fluvià explicaba que la estrategia que planeaban usar como tapadera para continuar sus actividades en el contexto postfranquista era la creación de un gabinete de psicología sexual (lo que devino el Instituto Lambda), a través del cual el movimiento podría prestar servicios y atención a aquellos homosexuales que hubiesen recurrido a médicos progresistas para buscar ayuda, los cuales derivarían sus casos a este gabinete. También, a pesar de las condiciones de clandestinidad, el MELH había iniciado contactos con grupos políticos, logrando el apoyo a sus reivindicaciones de Convergencia Socialista Catalana. Y, aprovechando la tímida apertura de la prensa a temas antes prohibidos, el mismo Fluvià y uno de los psiquiatras progresistas que colaboraban con el movimiento barcelonés habían publicado sendos artículos que presentaban la homosexualidad bajo una luz positiva. Por el contrario, como Fluvià apuntaba en su carta, la situación en Buenos Aires se deterioraba día a día, a medida que la violencia estatal y paramilitar se adueñaba de las calles. Ante esta situación, Fluviá hacía llegar a Anabitarte todo “el afecto y apoyo moral” del movimiento español (Carta [8 de febrero, 1976]).
Desde marzo de 1976, cuando se produjo el golpe militar en Argentina que inauguró una dictadura fundada en el terrorismo de estado, las cartas entre Fluvià y Anabitarte giraban en torno a las estrategias de acogida para facilitar la llegada y supervivencia en España de los exiliados argentinos vinculados al FLH. En este sentido, el alojamiento en sí no resultaba dificultoso, pero sí la búsqueda de trabajo, dado que en estos mismos meses España atravesaba los momentos más duros de la situación de alto desempleo generado por la crisis económica del petróleo. Muchos de los exiliados argentinos se incorporaron a la militancia por la liberación sexual que emergía paulatinamente a la luz publica en España. Aunque todavía en clandestinidad, el movimiento barcelonés había conseguido dar a conocer sus puntos básicos en el entorno universitario a través de un cartel, y aparecía también en un reportaje televisivo sobre el “mundo contracultural y underground”, al que en estos años se vinculaba estrechamente la sexualidad no-normativa (Carta [14 de marzo, 1976]).
El primer paso para la puesta en contacto entre uno de los exiliados argentinos y el movimiento español consistía en dar a conocer, por carta, el seudónimo con el que se presentaría el exiliado (Carta [15 de abril, 1976]). En las mismas cartas en las que Anabitarte introducía y pedía apoyo para aquellos militantes que escapaban cada día de Argentina hacia Europa, también describía un ambiente de asfixia cotidiana a manos del terrorismo estatal, que aún así no había conseguido extinguir las ansias de libertad:
El puritanismo y el autoritarismo están dando una batalla con cierto en la Argentina. Pero, indudablemente, la resistencia no desaparece. Mucha gente se siente asfixiada. Pero es difícil lograr que ese malestar se concrete en organización. El terror es algo cotidiano. Así y todo, el movimiento sigue funcionando (Carta [30 de junio, 1976]).
El tono esperanzado de estas líneas tiene algo de forzado, de autoconvencimiento, frente al cual las últimas líneas de la carta mostraban una angustia muy real, aunque autocontenida, y la necesidad acuciante de los argentinos de recibir cualquier tipo de apoyo de sus “hermanos” para confirmar que no estaban solos en su lucha: “Andamos un poco angustiados. Por favor escriban pronto. Podemos vencer!!! Sabemos que nuestra causa tiene que ver con la condición humana, con lo mejor de ella!!!!” (Carta [30 de junio, 1976]). Los múltiples signos de exclamación no son gratuitos; la lucha por la libertad del deseo y la autoexpresión, como esencia de la condición humana, generan un apego y determinación que choca con un contexto sociopolítico claramente contrario a la misma, provocando una exacerbación que queda patente en estos signos gramaticales.
La paradoja de las trayectorias inversas del activismo argentino y español no se les escapó a los activistas contemporáneos, como el mismo Fluvià apuntaba en una carta: “Nos preocupa y apena mucho vuestra situación en Argentina, que cada vez vemos más deteriorada. Mientras nosotros parece que vamos alcanzando paulatinamente nuestra libertad, en contrapartida vosotros la vais perdiendo” (Carta [17 de julio, 1976]). Ante lo desesperado y estremecedor de la situación en Argentina, las expresiones de solidaridad por parte de Fluvià, en representación del movimiento barcelonés, escalaron también en su intensidad emocional: “!!Animo, fuerza, no desfallezcáis y sabed que nos tenéis espiritualmente a vuestro lado!!” (Carta [17 de julio, 1976]). Por otro lado, en lo referente al aspecto logístico de localizar puestos de trabajo para los exiliados argentinos, la situación económica puso fuertes cortapisas a los intentos de los militantes homosexuales españoles, dado que los mismos sindicatos se oponían frontalmente a la contratación de trabajadores sin ciudadanía española (Carta [17 de julio, 1976]).
Una carta de agosto de 1976 señala un giro drástico en las estrategias vital y activista de Héctor Anabitarte, ante la imposibilidad de subsistir bajo un régimen (la dictadura militar liderada por Videla) que tilda, sin ambages, de genocida. Unido a la “catastrófica” situación en Argentina, caracterizada por “[l]os asesinatos, los secuestros, las torturas, las detenciones [y] los despidos” diarios, Anabitarte contempla la transición democrática que se inicia en España como “un periodo de apertura, de recuperación, de avance (…) la tragedia de España [la dictadura de Franco] nos causó preocupación y angustia. Mucho nos alegra que el movimiento español se esté multiplicando y que ya se pueda hablar de Federación de Frentes españoles.” En un análisis bastante acertado, Anabitarte asumía que el proceso dictatorial en Argentina concluiría en “la consolidación de la derecha y en una derrota general, no definitiva, de los sectores populares y progresistas.” Aunque era su convicción que este proceso podía ser reversible a largo plazo, Anabitarte explicaba que la única opción de supervivencia posible en ese momento ante las tácticas genocidas del Estado, dispuesto a eliminar físicamente a toda una generación, era “abandonar el país provisoriamente”. Anabitarte compartía sus planes de viaje con Fluvià, haciéndole saber que el FLH seguiría funcionando en el exilio y ofreciéndole—dado que en Madrid pasaría a existir un contingente considerable de exiliados homosexuales argentinos—colaborar en la fundación de un movimiento por la liberación sexual en la capital del país, siempre dentro del respeto y la colaboración con el veterano movimiento barcelonés: “Ustedes tienen la palabra. En España no queremos militar sin previamente coordinar con ustedes. Es lo que corresponde. Además, piensen como ayudarnos. Información, relaciones, etc. El exilio siempre es duro. Pero pienso que España es como vivir en casa de primos que se quiere.”
El lenguaje del parentesco permeaba esta correspondencia, que daba cuenta de la centralidad de las redes de solidaridad, construidas como una suerte de lazos afectivos ficticios, para mantener la esperanza en condiciones adversas: “Sabemos que ustedes están espiritualmente a nuestro lado. Ustedes y otros compañeros y compañeras, amigas y amigos, desparramados por todo el mundo. Eso nos hace fuerte, nos da esperanza, y nos obliga a seguir. ¡Viva la amistad del F.L.H. y del Collectiu d’Alliberament Gai de Barcelona!” (Carta [1 de agosto, 1976]). En noviembre de 1976, Anabitarte y su pareja, Ricardo Lorenzo Sanz, seguían planeando el exilio a España, barajando todavía la posibilidad de asentarse en Barcelona para poder unirse al movimiento homosexual más consolidado a nivel estatal [Carta al Instituto Lambda [22 de noviembre, 1976]). Como preparativo, en diciembre le enviaron a Fluvià documentación que querían poner a salvo, llamando de nuevo la atención sobre el paralelismo inverso entre la historia política de Argentina y España—“Franco murió en España pero esta vivo en la Argentina” (Carta [28 de diciembre, 1976]). La caracterización de la dictadura de Videla en términos del paralelismo con el régimen franquista apuntaba a las raíces comunes del fascismo trasatlántico (Finchelstein). Por último, el 15 de enero de 1977, Anabitarte escribió a mano una breve nota para Fluvià avisándole de que embarcaría camino a Barcelona en dos días, en un exilio que se prolongó hasta la actualidad.
Ya asentados en Madrid, en febrero de 1977 Anabitarte relataba cómo el y Ricardo Lorenzo habían encontrado una pensión donde vivir y escribían biografías a un ritmo trepidante como fuente de ingresos. Aunque, según su carta, “el Destape parece real, y profundo, y Madrid no puede escapar a él”; seguían planteándose la posibilidad de mudarse a Barcelona, que continuaba siendo el “centro de las novedades de toda España”. En cualquier caso, lo que tenían claro es que no iban a permitir que la nostalgia de Buenos Aires les impidiese participar en los cambios que ocurrían día a día en su país de acogida (Carta a Fluvià y Stajnsznajder [4 de febrero, 1977]). Lo fascinante, como Anabitarte le hacía ver a Fluvià en una carta de enero de 1977, era que, “ahora que estamos cerca nos escribimos menos que cuando nos separaba el océano, claro que los motivos son mas que gratificantes: en España hoy se pueden hacer muchas cosas” (Carta [18 de junio, 1977]). En otras palabras, el período de mayor intensidad en la correspondencia entre ambos tuvo lugar cuando la apertura de nuevos horizontes políticos en España coincidió con el apogeo del terrorismo estatal en Argentina. Una vez Anabitarte se sumó a las corrientes de cambio en Madrid, y tanto él como Fluvià siguieron en la lucha por la visibilidad pública y los derechos legales y sociales de las minorías sexuales, esta correspondencia se hizo más espaciada.
Desde su exilio español, Anabitarte no desfallece intentando recabar la atención de las fuerzas políticas progresistas españolas sobre la penosa situación de los derechos humanos en Argentina. Redacta en 1977 un comunicado de prensa para El Socialista documentando la persistente persecución política, la tortura y los asesinatos del régimen de Videla, recordándoles a los militantes socialistas españoles la importancia del “internacionalismo solidario” y el compromiso que los militantes de izquierdas argentinos siempre han tenido con otros movimientos afines, remontándose a la solidaridad que sus voluntarios demostraron hacia la II República Española (1931-1939) durante la Guerra Civil (1936-1939) (Anabitarte, “Genocidio” 3). El FLH ya estaba comprometido con este “internacionalismo solidario” desde los inicios de su movimiento a finales de los sesenta, estableciendo lazos de cooperación por medio de una compleja red de conexiones multidireccionales, que, como ya hemos indicado, se vehiculaban tanto por países desarrollados como EE.UU.—con contactos facilitados por unos pocos individuos, como el abogado gay Robert Roth—, Francia, Suecia (Fluvià, Carta [17 de julio, 1976]), Gran Bretaña o Italia, como por países en vía de desarrollo, resaltando México y Puerto Rico. Tanto el FLH como el FAGC percibían el movimiento puertorriqueño como indispensable en su papel de mediación entre el mundo anglófono y el hispanohablante, por operar en condiciones de protección formal de la libertad de expresión y los derechos civiles, y por contar con vínculos estrechos–culturales, lingüísticos, y políticos–con la sociedad estadounidense (vínculos que, cabe recordar, muchos puertorriqueños concebían de una manera critica por sus facetas desiguales y represivas)[5].
También se demuestra en este epistolario un afán por apoyar a otros grupos de liberación homosexual en formación, tal y como el de Brasil, por vía del reconocido activista João Antônio Mascarenhas[6], y el de Portugal (Anabitarte, Carta [22 de julio, 1974]). Estas redes transnacionales, verdaderas vías transatlánticas de doble y triple sentido, además de servir en ocasiones para recabar apoyos económicos de países con monedas más fuertes[7], ante todo ayudaban a activar un intenso mecanismo de intercambio de contactos personales y publicaciones con otros movimientos de liberación.
En este sentido, encontramos muchos ejemplos en las cartas que aquí presentamos del gran interés, tanto por parte del movimiento argentino como del español, en establecer redes solidarias internacionales de información que agilizaran la publicación y difusión de comunicados de denuncia del terrorismo de estado argentino o de la legislación homofóbica española, y que ayudaran al intercambio de publicaciones entre organizaciones de liberación homosexual como medio de reforzar los mecanismos de transmisión de conocimientos, estrategias políticas e información de tipo cultural. Así, resalta el papel jugado por el FHAR francés y por la Association Arcadie y su Revue Arcadie, la cual publicaba clandestinamente el boletín AGHOIS; la gran esperanza puesta por ambos militantes en el rol de Puerto Rico (con su importante publicación Pa’fuera) como centro neurálgico de la coordinación de los movimientos de liberación homosexual latinoamericanos (Anabitarte, Cartas [14 de octubre, 1975 y 30 de junio, 1976]; Fluvià, Carta [17 de julio, 1976]) y para crear un “frente latinoamericano” con colegas mexicanos y boricuas (Anabitarte, Carta [15 de abril, 1976]); y la insistencia de Anabitarte en que Fluvià estableciera contacto con los representantes del FLH en Italia y con el movimiento de liberación homosexual italiano y su publicación Fuori! para crear una redes de colaboración latinas en Europa.
Tanto Anabitarte como Fluvià tienen puestas sus miras en un congreso de organizaciones hispanoparlantes cuya celebración en Puerto Rico se venía planeando por varios meses entre 1975 y 1976, y se ofrecen mutuamente la posibilidad de servir de apoderados del otro movimiento en caso de la ausencia de representantes de uno de sus grupos. Así, de vuelta de su gira por Europa, el 14 octubre de 1975 Anabitarte avisa a Fluvià que el FLH no podrá mandar representantes al congreso de Puerto Rico que se planea celebrar en abril de 1976: “Desde ya no podremos enviar un delegado. El terror económico que padecemos es brutal. Un dólar en el mercado negro cuesta ya 16.000 pesos viejos. Tu vas? Puedes representarnos?”. Tampoco podrá asistir el MELH, como le comunica Fluvià en carta de 17 de julio de 1976 a Anabitarte:
Hace muchos meses que espero carta de Puerto Rico; sólo he recibido un folleto convocando para una reunión a fines de este año.
Nosotros no podremos ir porque no disponemos de dinero; comunicadnos si alguno de vosotros irá para que nos represente y, si es posible, mandad algún documento de adhesión.
Y finalmente, el 1 de agosto de 1976. Anabitarte le confirma a Fluvià que tampoco podrán participar en el congreso de Puerto Rico, pero que enviarán documentos para representar al FLH. En estas cartas se pone de manifiesto la precariedad económica a la que se enfrentaron ambos movimientos en diferentes momentos de su historia, resaltando, sin embargo, los lazos de compañerismo y solidaridad entre ambos ante estas dificultades logísticas.
En la carta de 14 de octubre de 1975, en la que Anabitarte pide que el MELH represente al FLH en un potencial congreso de Puerto Rico, el argentino propone que se celebre un pre-congreso en Europa en el que puedan colaborar los representantes del FLH en Bologna. Anabitarte demuestra aquí un interés en expandir la noción de “latinidad” que incluya a naciones de habla no hispana, rompiendo con los clichés de adhesión a la lengua española como vínculo común y expandiendo el ámbito de la hermandad latina a otros países del Mediterráneo: “Si bien es un congreso para movimientos de habla española la consulta de estos compañeros ‘latinos’ puede sernos de utilidad. Pueden enriquecer el Congreso” (Carta, [14 de octubre, 1975]). El FLH presta especial interés al ejemplo de Italia también por ofrecer un caso inaudito de un partido político de izquierdas establecido, el Partido Radical Italiano, cuya plataforma incluía reivindicaciones de los derechos de las mujeres y los homosexuales, y que fue capaz de obtener algunos escaños en las elecciones generales italianas del 20 y 21 de junio de 1976 (“Opinan los cristianos”). Sin duda, este caso ofrece un horizonte de esperanza a ambos movimientos. En resumen, es importante apuntar la gran labor de coordinación internacional que el FLH argentino realizó, a menudo ofreciendo estrategias operativas al MELH, guiando a esta organización en los métodos del “internacionalismo solidario.”
No todo en esta correspondencia es un sesudo intercambio de ideas o peticiones de ayuda a exiliados o publicación de notas de prensa. También hay momentos de levedad, petardeo, y códigos de humor compartido en el intercambio epistolar entre estos militantes argentinos y españoles. En este sentido, merece la pena enfocarse en una de las cartas más peculiares de esta serie, la enviada a Anabitarte desde Barcelona el 10 de septiembre de 1976, que merece la pena citar y analizar extensamente.
Se trata de una carta escrita a cuatro manos entre Fluvià y Pablo Stajnsznajder, uno de los militantes argentinos cuyo exilio se había gestionado por anticipado en cartas anteriores. En esta carta se perciben no solo las diferentes voces de ambos corresponsales (incluso marcadas por la diferente fuerza con que se observa el tecleado en la máquina de escribir), sino especialmente por el uso del dialecto porteño y por la diglosia típica del argot homosexual[8]. Ya en el “Boletín de emergencia” de marzo de 1976, “Ante la represión real y la represión imaginaria”, que el FLH distribuye internacionalmente, se presenta, entre otras estrategias de supervivencia ante la feroz represión homofóbica, la necesidad de “estructurar nuestro propio lenguaje secreto en un mundo para el que sólo valemos como una mala palabra,” abogando por reemplazar “al lenguaje que solo nombra lo lícito (…) por una jerga, propia e intransferible, pero capaz de designar todas las potencialidades exóticas del cuerpo”.
La carta comienza con la voz juguetona de Pablo, el mecanógrafo, parodiando a momentos el dialecto español de Fluvià (al que aquí se refiere con uno de sus alias o nombres de guerra usados en la clandestinidad, C. Benages de Escorsa, firmando la carta con otro de sus alias, Roger de Gaimon):
[Pablo:] ¿Cómo estás? ¿Qué hacés, loca? ¿viste cómo son las cosas, no? Una se va de viaje un poco y estamos aquí como si estuviésemos allá, en fin este Benages de Escorsa ya no es un mito, pero es un poco más loca de lo que pensábamos, como me dijite es apasionada de la heráldica de la filogenética y no sé exactamente de cuántas cosas más, [parodiando el dialecto de Fluvià:] pero debemos admitir aunque nos pese que es una buena persona, y que se está bien con él, [Pablo:] que no es tan seria como me dijiste, [parodiando a Fluvià:] pero VALE, Hombre, vale muchísimo la pena conocerlo, y haber venido hasta aquí sólo para conocerlo, [Pablo:] y tiene miedo y supone que no te pondré aquí que es como una babosa (que no lo es). Bueno a otra cosa.
Antes de pasar a temas más serios, la carta continúa siendo mecanografiada por Fluvià, o tal vez mecanografiada por Pablo tomando el dictado del activista catalán, y con guiños al flirteo entre Fluvià y Pablo:
El que escribo soy yo [Pablo], pero la cabeza es él [Fluvià]
[Voz de Fluvià:] Tengo que confesarte que el ejemplar que me habéis facturado, me tiene sorbido el seso, aunque es muy duro de pelar… pero ya caerá.
Resaltan aquí elementos típicos de la jerga homosexual aún vigentes, como la feminización, “una de las herramientas más usadas en el argot gay, (…) [en] un juego constante de roles, de deformación del lenguaje, (…) con el fin de romper esquemas” (Pereda 14). En este caso, esta herramienta lingüística cumple la finalidad de reírse de la seriedad de las cartas intercambiadas entre ambos militantes. Pablo, ya a salvo y lejos de la represión del régimen de Videla, puede permitirse el tono liviano y el juego con la jerga, llamando “loca” a Fluvià y a Anabitarte, usado aquí como vocativo (“¿Qué hacés, loca?”) y como atributo (“es un poco más loca de lo que pensábamos”). La firma de la carta, una flor alada, también se relaciona con los elementos más experimentales y recreativos de las corrientes contraculturales de cuyo ethos se alimentaba el movimiento de liberación sexual. En una comunicación reciente, Pablo relata que se trataba de una flor de marihuana a la que le había añadido las alas por ser una planta “que te hace volar”. Pablo también hace referencia a la identificación entre Barcelona y el espíritu de emancipación individual y colectiva que atrajo a los exiliados argentinos a esta ciudad en vez de a otras localidades españolas. En su recuerdo, la Barcelona que le recibió era: “La de las Ramblas, la de Ocaña, la joya anarquista y republicana. La ciudad de las comunas de hippies. Eso es lo que me sedujo y atrapó, ya para siempre, incluso en las horas bajas de la ciudad, y las mías” (Stajnsznajder, Entrevista, s.p.).
En la carta a cuatro manos, Fluvià revela, en un nada frecuente fogonazo de deseo, y por medio de otro recurso lingüístico típico de la jerga gay española, consistente en cambiar de sentido refranes o frases hechas “que no cambian del habla estándar, más que en el concepto” (Pereda 16-17), que espera poder conquistar a Pablo: “es muy duro de pelar… pero ya caerá”. La ironía, otro recurso del “microlenguage de las locas y la pluma” (Pereda 22), se manifiesta en uno de los párrafos de despedida escrito por Pablo en referencia al intercambio de voces de aliento entre exclamaciones en sendas cartas de Anabitarte y Fluvià al que antes nos referimos (Anabitarte, Carta [30 de junio, 1976]; Fluvià, Carta [ 17 de julio, 1976]): “Che, qué cursi que te pusiste al final de la carta, si yo hubiera sabido que esa era tu manera de comunicarte con el extranjero, no lo hubiera permitido,” a lo que Fluvià riposta “No le hagas caso, me parece muy bien”.
Finalmente, Pablo desmantela por medio de una fina ironía uno de los tópicos más manidos de la relación entre España y Latinoamérica, el de la metáfora de la filiación maternal:
[Pablo, parodiando la voz de Fluvià:] Estamos esperando con ansia vuestra llegada a la METROPOLI, desde las Indias. Pero porquè no os venis a Barcelona, que es tanto más cautivante y sectaria?
Más que primos me parece que somos vuestros padres. [Fluvià] O mejor madres.
Así, en un gesto subversivo final, la carta escrita a cuatro manos concluye desplegando, de manera irónica y plenamente imbuida del lenguaje del loquerío, el discurso de la “Madre Patria” travestida como “madre” gay, que distribuye afecto y atención a los exiliados por el autoritarismo estatal.
En toda esta correspondencia, podemos apreciar el entrelazamiento entre, por un lado, las estrategias y recursos compartidos entre ambos movimientos para avanzar en la lucha por su supervivencia y expansión y, por el otro, los vínculos afectivos y el lenguaje del parentesco elegido (normalmente concebido en términos horizontales de fraternidad, con la excepción del uso irónico de la maternidad queer). La materialidad de las cartas, por otro lado, no debe ser analizada en términos meramente instrumentales, como si fuesen una herramienta auxiliar en la construcción de estos lazos. Hay que tener en cuenta que la correspondencia era, en el caso de Fluvià y Anabitarte, la única forma de contacto y conocimiento mutuo entre ambos hasta el exilio a España de Anabitarte y Ricardo Lorenzo. Por ello, cada signo gramatical, cada publicación atesorada y compartida, cada noticia esperanzadora, cada información de contacto cuidadosa protegida por alias y códigos clandestinos, y cada abrazo fraternal, adquiría toda la realidad material e importancia que la resonancia de las palabras escritas en la voz imaginada del “hermano” nunca visto puede tener en momentos de lucha y persecución. Estas voces fraternales que atravesaban el Atlántico e invocaban la utopía venidera de la libertad sexual universal–puesta en práctica, mientras tanto, en el espacio protegido de un intercambio en el que los corresponsales loqueaban, soñaban y se apasionaban—son las que nos proponemos compartir contigo.
*Andrew W. Mellon Fellow en el Center for the Humanities de Wesleyan University y doctor en historia por Brown University. Su tesis gira en torno a las políticas estatales de represión de la homosexualidad en Argentina y España en el siglo XX, poniendo el énfasis en estrategias de resistencia sexual, afectiva y cultural. Con anterioridad, completó sendas licenciaturas en historia y antropología en la Universidad Complutense de Madrid, obteniendo el premio extraordinario en ambas, así como un máster en historia en The New School de Nueva York como becario Fulbright. Su trabajo ha aparecido publicado en el Journal of the History of Sexuality, Encrucijadas, y el Latin American Research Review, entre otras revistas.
** Associate Professor de literatura española y estudios de género y sexualidad en el Departamento de Lenguas y Literaturas Modernas de la Universidad de Miami. Es doctora en Románicas por la Universidad de Cornell y Másters en literatura inglesa por la Universidad de Bucknell. Autora del libro Queer Transitions in Contemporary Spanish Culture: From Franco to La Movida (State University of New York Press, 2007) y co-editora del número especial de la revista en línea The Scholar and Feminist On Line, “Thinking Queer Activism Transnationally” http://sfonline.barnard.edu/thinking-queer-activism-transnationally/, su investigación se centra en la narrativa, el cómic y el cine españoles contemporáneos y los estudios culturales, de inmigración y de temática LGTBQI. En la actualidad, está escribiendo un libro de análisis cultural sobre el “artivismo” LGTBQI en España en dos momentos cruciales de su historia reciente: en los años 70 del siglo pasado, al final de la dictadura de Francisco Franco, y a principios del presente siglo, durante los debates que llevaron a la aprobación de la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Agradecimientos: Javier Fernández Galeano y Gema Pérez Sánchez desean agradecer, en primer lugar, a Juan Queiroz y el equipo editorial de Moléculas Malucas por darnos la oportunidad de analizar y presentar estos materiales de archivo, que Juan localizó y nos facilitó. Al Arxiu Nacional de Catalunya le agradecemos la preservación y catalogación del fondo documental Fluvià. A los protagonistas y participantes de esta correspondencia—Héctor Anabitarte, Armand de Fluvià, Ricardo Lorenzo, Pablo Stajnsznajder, Beba Eguía y Sergio Pérez Alvarez –les dedicamos este trabajo; como parte del reconocimiento histórico que se le debe a su compromiso y lucha por la libertad sexual, la justicia social y la memoria activista. En un plano más personal, compartir recuerdos y detalles con estos protagonistas ha sido una de las experiencias más gratificadoras durante la escritura de este artículo. Lo mismo cabe decir con respecto a Dante Bertini, Blas Matamoro y Rubén Tosoni, exiliados argentinos que nos ayudaron a entender las experiencias de esos años. Por último, queremos dejar constancia de nuestro agradecimiento a Carlota Pedersen y Federico Hernández Plasencia por su generosa e inestimable ayuda.
Notas al pie
[1] Hemos optado por respetar la ortografía original en las transcripciones de las cartas (sin añadir marcas de corrección como "sic"), dado que los originales pueden consultarse en el documento adjunto a este texto.
[2] También se contempló la aplicación de “medidas de reeducación” con terapias eméticas y de electroshock para rehabilitarlos ( o sea, “curarlos”).
[3] También editaron un fanzine mensual denominado AGHOIS (iniciales de la Agrupación Homófila por la Integración Social, que era el primer nombre que se dio al movimiento, pero que se abandonó por considerarlo poco combativo y reformista). (Fluvià, comunicación personal con Queiroz).
[4] Hoy en día, el FAGC sigue activo: http://www.fagc.org
[5] Para un estudio clásico de esta temática, ver Denis Manuel Maldonado.
[6] En su carta de 1 de agosto, 1976, Anabitarte celebra el que se haya establecido un movimiento de liberación homosexual en Brasil: "En Brasil, San Paulo, se formó movimiento. Y en Rio de Janeiro nos han escrito pidiendo información y antecedentes. Quieren formar otro. Aleluya!!!". Ver también Fluvià, Carta 14 de marzo, 1976."
[7] Ante el pedido de ayuda económica del FLH a sus compañeros españoles en 1976, Fluvià consigue mandar algunos fondos: "En sobre aparte os enviamos 1000 pesetas. Es todo lo que podemos hacer. Dime si llegan, pues tengo miedo que se pierdan" (Carta [14 de marzo, 1976])."
[8] Como indica el lingüista Ferrán Pereda, todas las personas "que se mueven en el campo de la libertad sexual, de la opción y de la identidad, han tenido que crear unos signos lingüísticos apropiados para entenderse, pero indescifrables para el resto: (...) la sociedad heterosexista" (9)."
Obras Citadas
Fuentes primarias (cartas, encartes y otras comunicaciones)
Nota: Todas las fuentes primarias citadas se encuentran en la Unidad 132 del fondo Moviment Gai, Arxiu Nacional de Catalunya, Sant Cugat del Vallès, España.
Anabitarte Rivas, Héctor. “Genocidio en la Argentina: Para El Socialista”. Comunicado de prensa. 10 marzo, 1977. Manuscrito mecanografiado.
--- (por el FLH). Carta a Armand de Fluvià (AGHOIS) vía National Gay Task Force. Abril 1974, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
---. (por el FLH). Carta a Armand de Fluvià. 22 julio, 1974, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
---. (por el FLH). Carta a Armand de Fluvià (AGHOIS/MELH). 26 septiembre, 1974. Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
---. Carta a Armand de Fluvià. 17 mayo 1975, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Rodolfo Rivas). Carta a Armand de Fluvià. 26 junio, 1975. Madrid. Manuscrito.
---. Carta a Armand de Fluvià (con el alias C. Benagés). 29 junio, 1975. Barcelona. Manuscrito en membrete de Hostal Residencia La Hípica.
---. Carta a Armand de Fluvià. 2 julio 1975, Bologna. Manuscrito.
---. Carta a Armand de Fluvià. 14 octubre, 1975, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Rodolfo Rivas). Carta a Armand de Fluvià. 6 noviembre 1975, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Rodolfo Rivas). Carta a Armand de Fluvià. 15 abril, 1976. Manuscrito mecanografiado.
--- (por el FLH). Carta a Armand de Fluvià. 30 junio 1976, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Rodolfo Rivas). Carta a Armand de Fluvià (con el alias Roger de Gaimón). 1 agosto, 1976, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
---. Carta al Instituto Lambda. 22 noviembre, 1976, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Rodolfo Rivas). Carta a Armand de Fluvià. 28 diciembre, 1976, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
---. Carta a Armand de Fluvià. 15 enero, 1977, Buenos Aires. Manuscrito.
---. Carta a Armand de Fluvià y a Pablo Stajnsznajder. 4 febrero, 1977, Maddrid. Manuscrito mecanografiado.
---. Carta a Armand de Fluvià. 18 junio 1977, El Escorial. Manuscrito mecanografiado.
“Aporte sobre orgasmo femenino. III Congreso Argentino de Sexología. V Jornadas Latinoamericanas de Sexología. Buenos Aires, 12 de octubre de 1976.”. Encarte del FLH en Carta a Armand de Fluvià. 22 noviembre, 1976. Manuscrito mecanografiado.
Fluvià. Armand de (con el alias Roger de Gaimon, por el MELH). Carta a Héctor Anabitarte. 3 febrero, 1975, Barcelona. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Roger de Gaimon, por el MELH). Carta a Héctor Anabitarte. 8 febrero, 1976, Barcelona. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Roger de Gaimon, por el FAGPC). Carta a Héctor Anabitarte. 14 marzo, 1976, Barcelona. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Roger de Gaimon, por el CAGB). Carta a la Delegación Permanente en Europa Occidental del Frente de Liberación Homosexual de la Argentina. 10 julio, 1976, Barcelona. Manuscrito mecanografiado.
---. Carta a Héctor Anabitarte. 17 julio 1976. Manuscrito mecanografiado.
--- (con el alias Roger de Gaimon). Carta a Héctor Anabitarte. 24 marzo 1977, Barcelona. Manuscrito mecanografiado.
--- y Pablo Stajnsznajder. Carta a Héctor Anabitarte. 10 de septiembre de 1976, Barcelona. Manuscrito mecanografiado.
“Opinan los cristianos europeos sobre la homofilia”. Encarte del FLH en carta a Armand de Fluvià. Junio 1976, Buenos Aires. Manuscrito mecanografiado.
Fuentes secundarias
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Finchelstein, Federico. Transatlantic Fascism: Ideology, Violence, and the Sacred in Argentina and Italy, 1919-1945, Duke University Press, 2010.
Fluvià, Armand de. El Moviment Gay a la clandestinitat del franquisme (1970-1975. Laertes, 2003.
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Maldonado, Denis Manuel. Puerto Rico: una interpretación histórico-social. Siglo veintiuno, 1980.
Matamoro, Blas. Entrevista realizada por Javier Fernández Galeano, 24 junio, 2012, Madrid
Pereda, Ferrán. El cancaneo. Diccionario petardo del argot gay, lesbi y trans. Barcelona: Laertes, 2004.
Queiroz, Juan. "El Third World Gay Revolution: A cincuenta años de su fundación". Moléculas Malucas.
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Trujillo Barbadillo, Gracia. “De la clandestinidad a la calle: Las primeras organizaciones políticas de lesbianas en el Estado Español.” Una discriminación universal: La homosexualidad bajo el franquismo y la transición, ed. por Javier Ugarte Pérez, Egales, 2008, págs. 199-223.
Stajnsznajder, Pablo. Entrevista realizada por Juan Queiroz, 15 julio, 2020, correo electrónico.
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Cómo citar este artículo:
Fernández Galeano, Javier y Gema Pérez Sánchez. “Pioneros de la fraternidad homosexual: La correspondencia entre Héctor Anabitarte y Armand de Fluvià (1974-1980)”. Moléculas Malucas. 31 julio, 2020. https://www.moleculasmalucas.com/post/pioneros-de-la-fraternidad-homosexual