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El semanario Nueva Presencia

Páginas para los derechos humanos, el judaísmo, las minorías sexuales y el feminismo


Durante la dictadura cívico militar y en los primeros años del gobierno democrático, las páginas del semanario Nueva Presencia, dirigido por Herman Schiller, otorgaron un lugar destacado y dieron impulso a una agenda de debates preliminares en torno a las minorías sexuales y al feminismo. Con este artículo, Moléculas Malucas aborda el intento de Nueva Presencia de incorporar una visión más amplia y abarcadora de los derechos humanos que aquella enarbolada por los organismos y partidos de izquierda de ese entonces.


Por Mabel Bellucci*


El Movimiento Judío por los Derechos Humanos en 1983. Matilde Mellibosky sostiene la fotografía de Graciela, su hija desaparecida. Matilde fue integrante de Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora) y del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Su esposo, Santiago, padre de la Plaza, fue quien sugirió hacer los carteles con las fotos de l*s desaparecid*s. Fuente de la fotografía: hernandobry.com

El semanario Nueva Presencia atravesó una intensa historia no siempre contada y más de las veces omitida. Surgió el 9 de julio de 1977, en épocas en que el aparato criminal de la dictadura cívico militar operaba a destajo, como un suplemento de Di Presse, el último periódico en ídish editado en Buenos Aires. Se trataba de una publicación laica, de pensamiento crítico, antibelicista, anticapitalista y anticolonial que con el tiempo se transformó en una edición independiente. Su mentor fue Herman Schiller, periodista y militante socialista, emblema del compromiso con los derechos humanos. Como narra Hernán Dobry en Nueva Presencia y los desaparecidos “Él buscaba plasmar, en el nuevo proyecto, la ideología y las tradiciones con la que se había formado a lo largo de su vida: el judaísmo y el socialismo. Él mismo se define como un hombre de izquierda, nieto de judíos inmigrantes que contribuyeron a fundar el socialismo y el movimiento obrero en el país. Su trayectoria en el periodismo acumulaba sucesivos trabajos en publicaciones populares, culturales independientes, de cine y teatro” [1].


Debido a la profundización de su línea editorial, Nueva Presencia recibió amenazas, no sólo del régimen militar sino también de los organismos oficiales de la comunidad judía -DAIA y AMIA-. El periódico impugnaba a las instituciones tradicionales judías por sus silencios ante las atrocidades del terrorismo de estado, pero, a la vez, por el papel imperial de Israel en Medio Oriente.


El 11 de abril de 1982, a una semana del desembarco en Malvinas, comenzó a circular un folleto “¿La verdad o la mística nacional?” escrito por el ensayista y poeta Carlos Alberto

Carlos Alberto Brocato. Fuente: "¿Quién incendió la Iglesia?", Carlos Brocato, Buenos Aires, Sudamericana / Planeta, 1988.

Brocato, que dadas las circunstancias históricas se difundió de manera anónima. Apenas pasado dos meses, la revista Nueva Presencia decidió publicar tan solo tres páginas de las veinte que componían el original, como un modo de sentar su oposición a la guerra; pese al apoyo multitudinario que tenía desde amplios y diversos sectores de la sociedad” [2].


Junto con The Buenos Aires Herald representaban uno de los pocos medios impresos comprometidos en condenar las desapariciones forzadas, el método de las torturas y los asesinatos a luchadores populares y, al mismo tiempo, operaban como portavoces de familiares de detenidos y desaparecidos, que golpeaban las puertas de comisarías, cuarteles e iglesias para saber el paradero de sus hijos e hijas. No obstante, las diferencias entre The Buenos Aires Herald y Nueva Presencia fueron significativas. Por un lado, el semanario de Schiller estaba escrito en castellano. Se sostenía una posición fuertemente crítica del plan económico de Martínez de Hoz, así como denunciaba las condiciones de dependencia y exclusión de los países del Tercer Mundo y un cuestionamiento de las otras dictaduras cívico militares de la región como era el caso de Chile a manos del sangriento Augusto Pinochet, la de Brasil, Bolivia y Paraguay y los procesos políticos en los que estaban inmersos Nicaragua y El Salvador. Por último, disponía de un espacio para publicar artículos relacionados a los feminismos, homosexuales y lesbianas en columnas de opinión, reportajes, informes y correo de lector*s.


En suma, Nueva Presencia proponía convertirse en un foro de discusión visible para acercarse a un público más amplio de la comunidad judía y más allá también. Desde un primer momento, y a lo largo de una década, su venta alcanzó a los 25 mil ejemplares por semana y se sostuvo con avisos de pequeños comerciantes. Básicamente la redacción no insumía gasto alguno. Schiller era el único rentado, trabajaba 20 horas al día.


Nueva Presencia, 26 de agosto de 1983. Fuente: Hemeroteca del CeDInCI - Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas.

En sus extensos y dedicados artículos colaboraban exiliad*s, militantes de los organismos de derechos humanos, de la comunidad judía, de las izquierdas, feministas, homosexuales, y lesbianas. Much*s de est*s autor*s participaban también en la revista El Porteño. La lista de las figuras que colaboraban para Nueva Presencia de manera ocasional o con cierta regularidad es extensa, en ella podemos encontrar firmas como las de María del Carmen Feijoó, Emilio Mignone, Hebe de Bonafini, Osvaldo Bayer, Emilio Guidici, Roberto Hugo Mero, Juan José Sebreli. Emilio Corbière, Gerardo Yomal, Daniel Muchnik, Antonio Elio Brailovsky, Eliahu Toker, Roxana Morduchowicz, Saúl Drajer, Carlos Alberto Brocato, Moshe Wainstein, María Caiati, Nora Cortiñas, Rolando Jalife, Marcelo Benítez y Elio Brat [3], más la fotógrafa Alicia Segal. Las ilustraciones estaban a cargo de Roberto Bobrow. Al ser entrevistado, Bobrow relata su experiencia:


Cuando yo regreso de mi estadía durante tres años en Israel fui a verlo a Schiller ya que Nueva Presencia reproducía mis caricaturas que yo publicaba en medios israelíes. Ahí, él me pidió que ingresara al semanario. Acepté y estuve trabajando desde 1980 hasta 1986. Yo conocía de mi adolescencia a la novelista y poeta Graciela Safranchik. Entonces la convoco para colaborar. En un principio era en el armado de equipos de suscriptores, aunque nunca lo llegó a hacer. De inmediato, ella se lanzó a escribir con regularidad columnas relacionadas a la crítica cultural, en especial, reseñas de cine. En ese entonces, Graciela organizaba con mucho éxito grupos de estudio de cine y psicoanálisis. Más tarde, empezó a participar el periodista y editor Carlos Alberto Brocato [4].


La redacción del periódico se encontraba en un local de la calle Castelli 330, en el tradicional barrio Once en la ciudad de Buenos Aires. En un artículo “Más que presencia, resistencia” publicado por el diario Página 12, el 9 de diciembre de 2008, Schiller comentaba que “en Nueva Presencia se hablaba de desaparecidos y derechos humanos […] y en sus páginas apareció por primera vez el nombre de las Madres de Plaza de Mayo”. En 1981 llegaron los atentados: dos bombas incendiarias explotaron en los talleres en donde se imprimía el periódico, en el barrio de Pompeya. Esto no detuvo el éxito rápido e inesperado de la publicación, tanto en Argentina como en el extranjero, que impidió que los militares la clausuraran por correr el riesgo de sufrir un nuevo escándalo internacional. Pasado diez años, Nueva Presencia quebró. Con el correr del tiempo su tirada se había reducido a ocho mil ejemplares y una cantidad de avisadores se retiraron presionados por la dirigencia de la DAIA. Después de haber publicado 338 números, en 1987, Herman Schiller se apartó de la dirección, en coincidencia con el lanzamiento del diario Página/12 [5]. No deja de asombrar sus años de supervivencia siendo una obra autogestionada.


Volante de convocatoria al acto en el Obelisco el 25 de abril de 1984. Fuente: Imagoteca del CeDInCI - Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas.

Resistir a la discriminación y el autoritarismo


Al revisar Nueva Presencia surge un interrogante sobre las razones que llevaron a este semanario a abrir un espacio solidario para que los grupos iniciales y referentes de las minorías sexuales y del feminismo tuviesen voz y presencia, en momentos de retirada de la dictadura cívico militar, cuando aún no estaban organizados como movimiento. Acaso, aparezca una punta: “combatir toda expresión de discriminación”. Del mismo modo, cabe la posibilidad de que para Schiller y su equipo la noción de derechos humanos haya sido más amplia y abarcadora que aquella que enarbolaba la totalidad de los organismos en ese entonces, quienes fueron los que diseñaron la política en los años ochenta por el lugar protagónico en que se situaban. Es posible que entendiese a las minorías sexuales y al feminismo como un aspecto más de dichos derechos. Tanto para Schiller como para el periodista Gerardo Yomal existía un paralelismo entre la comunidad judía y los homosexuales varones frente a la represión y persecución que atravesaron durante el nazismo en los campos de concentración.


En 1981 Yomal se incorporó como colaborador freelance de Nueva Presencia “que mostraría una aproximación más incisiva a los problemas de carácter “político”. Su intervención otorgó centralidad a una diversidad de voces que reclamaban la apertura del juego político y el levantamiento de la censura [6]. Al dialogar con Yomal, él cuenta su vivencia como un periodista de izquierda:


Yo no era un militante judío, trataba de concentrarme en lo nacional. Me metía desde otros lados y dejaba lugar a todas las minorías. En el semanario me presenté con una carpeta con mis textos y mi currículo como si fuese un estudiante. Schiller no le prestó mucha atención y cuando le entregué una nota, creo que era la de Saúl Ubaldini, enseguida me colocó en el staff. Eran reportajes larguísimos de cuatro, cinco páginas. En mi casa escribía hasta la madrugada con una Olivetti Lettera y me daba miedo de que se escuchara el ruido del tipeo. Todo resultaba muy arriesgado, estábamos a la buena dios [7].


Comenzado 1983 se cometieron una serie de asesinatos a homosexuales varones nunca esclarecidos. En este contexto de desenfreno represivo la abogada Gladys Croxatto junto al escenógrafo Jorge Ferrari y al periodista Juan Russell decidieron congregar en agosto de 1983, a los pequeños grupos de militancia dispersos con el objetivo de constituir un espacio de organización [8]. Es así como surgió el Movimiento Guey para la Liberación (MGL). Esta convocatoria lanzada por ella y sus amigos se llevó a cabo luego de un reportaje que Yomal había publicado en Nueva Presencia en esa misma fecha.

De acuerdo a la información que surge de una larga entrevista, aún inédita, que le realizó Juan Queiroz a Gladys Croxatto en 2019, se pueden reconstruir los distintos pasos que registró dicho acontecimiento. En agosto de 1983 se presentó el libro Los deseos imaginarios del peronismo de Juan José Sebreli. Croxatto, amiga del ensayista asistió a este evento realizado en la librería Clásica y Moderna de Natu Poblet. Sebreli le había pedido a ella que fuera anfitriona frente a un público compuesto básicamente de sus alumnos de los cursos que había impartido durante la dictadura. Al finalizar se fueron a comer y casi a los postres, comenzó una serie de preguntas en torno a la sexualidad del escritor. Croxatto respondió con soltura y algo molesta dijo:


Yo les dije que esas preguntas las hacían porque él era homosexual y que si fuera hetero ni se hubieran tomado un segundo en preguntar nada. En el grupo estaba Gerardo Yomal, que no se dejó amilanar por mis palabras y me desafió, “no estoy de acuerdo” dijo, “es un tema que me interesa sobre todo por los aspectos represivos que conlleva la homosexualidad”. Le respondí que si le interesaba el tema que escriba sobre él, que yo podía ponerlo en contacto con homosexuales que encantados le podrían brindar testimonios. Enseguida Gerardo me propuso que junte a unos amigos para hacernos una entrevista para Nueva Presencia, uno de los pocos medios que junto a El Porteño no le temían a encarar temas que eran tabú en esa época…. Ahí mismo organizamos el encuentro en mi casa. Durante la entrevista hablamos de la represión, de la sociedad autoritaria, del rol de la Iglesia frente a la homosexualidad y la cuestión de los partidos políticos ya que estábamos a poco de concurrir a elecciones después de los años de terror de la dictadura. Si bien todos mis convocados aceptaron en el acto, durante la entrevista empezó a respirarse cierta paranoia por parte de algunos que pensaban que la entrevista podría ser una trampa tendida por los servicios de inteligencia. Pero, así y todo, el dialogo fluyó lo más bien. Sobre el final se abordó uno de los temas que más preocupaban en el momento y era el de los asesinatos de gays que se venían produciendo desde principios de 1982. El reportaje fue publicado en Nueva Presencia y produjo un impacto importante dentro de la comunidad, que todavía no estaba organizada ni armada.


Un año más tarde, a inicios de la transición democrática, Yomal apostó a otra entrevista. Esta vez fue a Marcelo Benítez, histórico militante del Grupo Eros del Frente de Liberación Homosexual (FLH), poeta, novelista, ensayista, dibujante e ilustrador de los boletines Somos (FLH) y Postdata (Grupo Federativo Gay). Salió publicada el 25 de mayo de 1984 y en ella Benítez era presentado como “psicólogo, treinta y tres años, empleado e integrante del Movimiento Gay por la Liberación”. Y en el copete aclaraban: “Nos reunimos con él para charlar ‘a cara descubierta’ sobre distintos temas que afligen a la comunidad homosexual argentina”. La insistencia del periodista en remarcar “a cara descubierta” se vinculaba a aquella otra experiencia que había tenido con el grupo de homosexuales invitados por Croxatto quienes, con la dictadura cívico militar todavía en el poder, pusieron condiciones al exigir que no se tomaran fotos ni tampoco apareciesen sus nombres y apellidos. Incluso, Yomal aclaraba “hasta algunos sospecharon como si yo fuera un integrante de los ‘servicios’. Esa ‘persecuta’ era bastante lógica: durante el proceso se asesinaron a numerosos homosexuales”.


"Mitos y creencias sobre la homosexualidad", de Marcelo Benítez, Nueva Presencia, 6 de julio de 1984. Fuente: Archivos Desviados.

De inmediato, Benítez se convirtió en un asiduo columnista del semanario, en el que planteaba abiertamente y sin titubeos cuestiones de avanzada si se repara en el contexto histórico que imperaba a inicios del gobierno democrático. Entre los tantos artículos que escribió podríamos citar: “Mitos y creencias sobre la homosexualidad”; “Breve historia de la tortura en Argentina”; “Argentina: El Estado policial que resulta difícil destruir" (un extenso estudio sobre la represión policial en el país y su vigencia en la incipiente democracia); “Los Homosexuales y el nazismo" (sobre los más de 220.000 homosexuales y lesbianas muert*s en los campos de concentración); “La batalla del SIDA”; “El fantasma del SIDA” y “El discurso represivo durante la epidemia de fiebre amarilla” [9]. Al dialogar con Benítez, él recuerda con aprecio su largo paso por Nueva Presencia:

Mi artículo “La Iglesia y la sexualidad”, ilustrado con un dibujo mío, indignó a un grupo de católicos que se acercó a la redacción para quejarse. Todos escritos de los que, transcurridos tantos años de redactados, todavía me siento orgulloso y que no me hubiera molestado en escribir si no hubiera tenido la posibilidad cierta de que se iban a publicar. Herman Schiller me facilitó mis primeros pasos en la escritura de breves ensayitos de los temas más diversos. Jamás me censuró ni me corrigió ni una coma. Ni siquiera la extensión del trabajo que en varias ocasiones publicó en dos partes para no reducirlo. Nueva Presencia iba dirigido a ese sector de la comunidad judía que rescataba la tradición socialista de los primeros judíos que arribaron a la Argentina en los comienzos del siglo XX. Yo que había sido rechazado y maltratado por otros medios del mundo progresista, por fin encontré en Herman Schiller a alguien que me valoró y me estimuló con esa aceptación sin censura de mis notas, a las que siempre elogió calurosamente. Después tuve la propuesta de Gerardo Yomal, un muchacho que como yo trabajaba en una oficina, pero su verdadera vocación era el periodismo. Por entonces, él hacía reportajes para el semanario y me propuso que en una charla formal expusiera mi militancia homosexual. Y que iría con una foto mía para darle mayor seriedad al reportaje. Hablé de mi militancia dentro del Frente de Liberación Homosexual, de nuestra lucha por la derogación de los Edictos Policiales, el fin de la discriminación y dentro de la comunidad gay, el fin de la culpa y de los suicidios o las conductas autodestructivas por considerarnos "enfermos". Sus preguntas fueron precisas y certeras y me hicieron sentir cómodo y aceptado. No parecía interrogar a un monstruo como los que aparecían en la televisión. Yomal me trató como a una persona.

Lamentablemente, el semanario no se pudo autofinanciar. Así terminó ese sueño de ser un escritor publicado y quedaron repartidos en algunos archivos la colección de ejemplares de ese medio defensor de los derechos humanos de toda índole y que fue combativo, heroico y de alta calidad intelectual. Transmitían todas las semanas el mensaje comprometido y polémico de la libertad. Una libertad que me convirtió a mí, imperceptiblemente, en un escritor [10].


Ilustración de Marcelo Benítez para su artículo "Argentina: el Estado policial que resulta difícil destruir". Nueva Presencia, 8 de marzo de 1985. Fuente: Archivos Desviados.

Propuestas sin concesiones


Para Nueva Presencia el año 1983 representó un lanzamiento comprometido con tópicos polémicos que aún no circulaban a nivel masivo en la coyuntura de transición. El 31 de marzo, el periódico reprodujo las propuestas con miras al II Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, llevado a cabo en Lima, Perú, que logró reunir alrededor de 600 participantes para l*s que se organizaron más de 20 talleres, lo que pareció denotar junto con el aumento de las asistentes una diversificación de los intereses. Según Urania Ungo, “ante el notorio crecimiento del feminismo en el continente, aquí comenzó el debate sobre la institucionalización y la autonomía del movimiento feminista” [11]. En este mismo Encuentro se reconoció el 22 de julio como Día Internacional del Trabajo Doméstico. Mientras que el 10 de septiembre, se publicó una extensa investigación sobre las luchas laborales femeninas “Acerca de los orígenes del feminismo en la Argentina” a cargo de la socióloga María del Carmen Feijoó, especializada en historia del feminismo y de las mujeres en el país, un área entonces vacante que ofició de espacio de resistencia. Feijoó disponía de una amplia trayectoria de investigación en medios gráficos que había comenzado en la revista Todo es Historia [12]. Luego, el 9 de diciembre, Nueva Presencia presentó un informe detallado sobre el encuentro de mujeres organizado por la agrupación feminista Asociación de Trabajo y Estudio sobre la Mujer, conocida como ATEM -25 de noviembre, bajo la perspectiva de Vida Cotidiana y Política. El título de la nota era “Para ir dejando atrás la sociedad machista y patriarcal”. Y desde allí se analizaba los trabajos que las autoras invitadas leían y debatían con un público aún reducido pero activista a la vez. A partir de la exposición presentada por Magui Bellotti y Nélida Koifman “Una perspectiva feminista frente a los Derechos Humanos” se resolvió adherir al movimiento de Madres de Plaza de Mayo y a sus reclamos de “aparición con vida de los detenidos-desaparecidos, recuperación de los niños secuestrados, repudio a la ley de autoamnistía y castigo a los responsables”. ATEM fue uno de los primeros grupos feministas en relacionar la violencia política de la última dictadura con la violencia sexual. Además, se vinculó con las organizaciones de Madres, Abuelas de Plaza de Mayo y Familiares de detenidos-desaparecidos, bajo el slogan de que la violencia contra las mujeres era una cuestión de derechos humanos. En este mismo número apareció una reseña de Graciela Safranchik sobre la revista Alfonsina, dirigida por María Moreno, “El feminismo dejó de ser el cuco de las chicas bien educadas” [13]. Su amiga, la escritora y poeta Susana Szwarc cuenta: “En los albores de la democracia frecuentaba Lugar de Mujer [14], no tanto por una militancia feminista sino para contactarse con otras poetas como Hilda Rais, Alicia Steimberg, Susana Villalba” [15]. El 2 de diciembre se publicaron una serie de poemas de prestigiosas poetas lesbianas norteamericanas contemporáneas que fueron traducidos y seleccionados por Diana Bellessi para la revista de poesía “La Danza del Ratón”, noviembre de 1983, dirigida por Eduardo Mileo. Entre 1973 y 1975, Bellessi vivió en el Bronx, en Nueva York, donde aprendió inglés leyendo poesía y se familiarizó con los fenómenos sociales y culturales de rebeliones multitudinarias en ese contexto histórico de Estados Unidos.


Opresión y feminismo en las páginas de Nueva Presencia en su edición del 31 de marzo de 1983. Fuente: Hemeroteca del CeDInCI - Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas.

De la misma forma que con los temas relacionados a la homosexualidad, se abre una inquietud en cuanto a la vinculación del semanario con referentes del feminismo por el tipo de notas tan específicas y detalladas que publicaba. Una de las autoras, María del Carmen Feijoó reconstruye su relación con Nueva Presencia: "A mí me contactó Schiller porque ambos compartíamos la campaña de abolición contra el servicio militar obligatorio. Nuestro vínculo venía por el lado de los organismos de derechos humanos. Con él, trabajabas cómodamente" [16].


El 30 de diciembre de 1983 se reprodujo un extracto de una entrevista realizada por la revista española Quimera al escritor homosexual cubano Reinaldo Arenas, “Un revolucionario a la intemperie”, en la cual el novelista hacía enérgicas críticas a las censuras y persecuciones del régimen cubano. Arenas planteaba: “No existe la novela de la revolución y a estas alturas va a ser muy difícil que pueda existir en el futuro puesto que ya no existe ninguna revolución” [17]. Mientras que el 4 de abril de 1984 en la sección de cartas de lectores, dos homosexuales escribieron un mensaje de agradecimiento:


[...]para denunciar la intensificación de la represión policial aclarando que su periódico que representa a un sector importante de la comunidad judía, publique artículos sobre nuestro derecho a ser como quereos ser. En este momento son muy pocas las publicaciones desde un enfoque heterosexual, que defienden el derecho de los homosexuales… Queremos asimismo solicitar que este tema sea tocado con mayor asiduidad y no solo a través de los artículos de Benítez o Brocato, quienes, desde puntos de vista, a veces, encontrados, coinciden en exaltar la libertad del ser humano…


Schiller y Jáuregui: una dupla contra la exclusión y la violencia institucional


En 1978, Schiller entrevistó al rabino y reconocido activista internacional de los derechos humanos, Marshall Meyer. Fue una figura destacada de la colectividad judía argentina y un pionero defensor de las víctimas durante la última dictadura cívico militar (1976-1983). Dos años más tarde, ambos armaron una alianza para dar batalla no solo contra los militares sino también contra la dirigencia judía ortodoxa. El 19 de agosto de 1983, fundaron el Movimiento Judío por los Derechos Humanos (MJDH), impulsado al calor de la movilización contra la autoamnistía y los reclamos en torno a la violación de los derechos humanos perpetrada durante la dictadura cívico militar, pasando a ser uno de los movimientos sociales claves a lo largo de la transición democrática. Su aparición generó tanto revuelo en la comunidad judía como en los otros organismos: los primeros lo consideraban innecesario y los segundos, sectario. Si bien el MJDH había surgido como un grupo minúsculo de personas, hacia 1986 Herman Schiller le comunicó a Meyer por carta que lograron vencer la resistencia de los otros organismos de derechos humanos al ser reconocidos como tal.


El rabino Marshall Meyer pronuncia un discurso en el acto realizado en el Obelisco por el 41° aniversario del levantamiento de los guetos contra la barbarie nazi, convocado por el Movimiento Judío por los Derechos Humanos. Junto a él, miembr*s de la agrupación, entre quienes se encontraba Herman Schiller. 25 de abril de 1984. Foto: Mónica Hasenberg. Fuente: Archivo Hasenberg-Quaretti - FILO-UBA.

De acuerdo a las opiniones del cofundador y primer presidente del Centro de Estudios Sociales y Legales (CELS), Emilio Mignone: “El MJDH promovían la no violencia, la solidaridad y el diálogo interreligioso, pedían la aparición de los desaparecidos, la cárcel para todos los responsables de crímenes contra la humanidad de la dictadura militar argentina, y combatían toda expresión de antisemitismo, discriminación, racismo o xenofobia” [18].


El 24 de octubre de 1983, en los días previos a los comicios nacionales que llevaron al triunfo de Raúl Alfonsín y Víctor Martínez de la Unión Cívica Radical (UCR), el Movimiento Judío por los Derechos Humanos convocó a su propio acto bajo el lema: "Contra la discriminación y la plena vigencia de los derechos humanos" invitando a todo el pueblo argentino a manifestarse contra el antisemitismo y a favor de la plena vigencia de los derechos humanos. “Esta movilización enfrentó a los miembros del MJDH con la dirigencia de DAIA, AMIA y otras entidades sionistas. Frente a la negativa de los organizadores de suspender el acto, la DAIA inició una campaña de “desprestigió” y presión a las entidades de la “comunidad judía” para que sus asociados no concurrieran a la Plaza de la República. Además, esta asociación publicó una solicitada en la prensa gráfica nacional censurando la iniciativa del MJDH, calificándola de “inoportuna” y ponderando que era la única entidad que tiene la potestad de realizar convocatorias públicas en nombre de la “comunidad judía” [19]. Así explica Schiller las razones que llevaron a crear su propia organización:


La comunidad judía era una de las más afectadas por la dictadura (hoy sabemos que fueron miles de judíos desaparecidos, obviamente el judaísmo oficial se desentendía del tema, era cómplice del sistema). Entonces surgió la necesidad de crear nuestro movimiento alrededor de Nueva Presencia con todos los que estábamos en contra del judaísmo oficial y, a su vez, luchábamos contra la dictadura. En la comunidad judía oficial decían: "cómo van a ir a esas marchas donde van los peronistas y los comunistas, los van a hacer mierda, son todos antisemitas". Fue al revés. Cuando nos vieron entrar con el cartel, hubo una ovación por todos lados y llegamos a hacer un acto de masas en el Obelisco [20].


Allí, en ese evento se congregaron alrededor de diez mil personas. Figuras destacadas se encontraban en la columna principal: Marshall Meyer, Adolfo Pérez Esquivel, Hebe de Bonafini y también Carlos Jáuregui (1957-1996) que fue invitado especialmente a marchar junt*s. Él, con un cartel hecho a mano, levantaba consignas acordes al momento histórico, centradas en la lucha contra el prejuicio, la represión y el poder de la Iglesia. Si bien aún no existía la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) que recién se constituyó en 1984 y que fue presidida por Jáuregui hasta 1986, Carlos parecería ser el nombre para referenciar una serie de políticas reivindicativas de las minorías sexuales contra la discriminación y la violencia institucional.


Vamos a Andar, publicación de la Comunidad Homosexual Argentina. En su edición de octubre de 1986, incluyó una entrevista a Hermann Schiller. Fuente: Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas CeDInCI.

Sobre su relación con Jáuregui, Schiller relata lo siguiente:


Teniendo en cuenta la cantidad de homosexuales que estaban siendo asesinados por la dictadura nosotros les dimos lugar a ellos. En ese contexto fue que Jáuregui se acercó al periódico, antes de la guerra de las Malvinas. Entonces le dijimos ¿por qué no vienen ustedes con un cartel propio, y si tienen miedo que pase lo del ’73, pueden avanzar con nuestras columnas? Efectivamente, venía con un cartel que hacía referencia a la homosexualidad, amparados por nosotros, el Movimiento Judío por los Derechos Humanos y el líder era Jáuregui… Teníamos mucha confianza con él, me veía a mí como uno de los pocos heterosexuales que se identificaba plenamente con el tema. Incluso, armamos una amistad personal. Yo soy un tipo muy insociable, muy difícil que tenga amigos. Él era uno de mis amigos; teníamos un lenguaje común, no había que explicar demasiado las cosas. Además, sosteníamos demandas en común: contra la represión, la Iglesia. y la discriminación. En esa coyuntura había decenas de homosexuales muertos [21].


En aquellos momentos las minorías sexuales no eran consideradas como sujet*s polític*s, entonces, difícilmente la izquierda, el campo popular y los organismos de derechos humanos las reconocieran como pares y las recibieran dentro de sus filas. Faltaría recorrer un largo trecho para lograr cambios alrededor de esa visión discriminatoria y poco democrática que, sin embargo, aún hoy no se erradicó de lleno. En cambio, en esa primera instancia de encuentros, el MJDH sí empezó a contemplar como discurso la proclama del libre ejercicio de la sexualidad. Un claro ejemplo de esto es la conferencia "Sexualidad y represión" realizada en su sede el 20 de agosto de 1986. Los panelistas fueron Jáuregui, Alejandro Salazar y Felicitas Jaime. Hubo una gran cantidad de concurrentes y un debate final con tintes de reciprocidad y de escucha [22].


Conferencia sobre "Sexualidad y represión", realizada en la sede del Movimiento Judío por los Derechos Humanos el 20 de agosto de 1986. Los panelistas fueron Carlos Jáuregui, Felicitas Jaime y Alejandro Zalazar. Fuente: Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas CeDInCI.

El vínculo entre Schiller y Jáuregui los llevaba a reunirse con cierta frecuencia. Carlos prestaba atención a los consejos de Schiller en cuanto a consolidar un frente ideológico con sectores afines, cada quien, con sus especificidades, para dar pelea a la discriminación y la intolerancia. Justamente, Schiller de eso sabía. Al mismo tiempo, le advertía a Jáuregui sobre la tentación de abroquelarse en guetos, aunque su propuesta iba más lejos: convertir al MJDH en un espacio que contuviese a tod*s l*s oprimid*s. Por ello, Schiller planteaba armar alianzas con prostitutas, pres*s sociales y polític*s a partir de la idea que l*s excluid*s encabezaban una lucha contra el autoritarismo: “Los homosexuales deben dejar de asumir formas vergonzantes. Es necesario sentir orgullo de la propia identidad para salir a pelear por sus derechos” [23]. Esa era su receta antidiscriminatoria.


En suma, durante la dictadura cívico militar y a inicios del gobierno democrático, Nueva Presencia impulsó una agenda de debates preliminares en torno a las políticas sexuales otorgándoles un lugar protagónico en la publicación. Así, con un enunciado crítico e impugnativo la sociedad quedaba notificada de la existencia de un semanario empeñado a que las contiendas sociales y políticas integrasen también a las sexuales.



*Activista e investigadora feminista queer.



Agradecimientos

Agradezco a mis entrevistad*s y a Juan Queiroz por los materiales brindados para escribir este ensayo. También la colaboración de Emmanuel N. Kahan, Jorge Luis Giacosa, Silvio Lang, Eugenia Sik, Mónica Hasenberg, Marcelo Ernesto Ferreyra y Martín Martínez Marti.



Entrevistas


Entrevista a Herman Schiller, noviembre de 2008.

Entrevista a Gerardo Yomal, julio de 2021.

Entrevista a Roberto Bobrow, julio de 2021

Entrevista a María del Carmen Feijoó, julio de 2021.

Entrevista a Susana Szwarc, julio de 2021.

Entrevista a Silvio Lang, julio de 2021.



Notas al pie


[1] Hernán Dobry Nueva Presencia y los desaparecidos Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad de Palermo, 31 de agosto de 2004, p.78.


[2] Vanina Soledad López (2012) “Intelectuales opositores a la guerra de Malvinas. Análisis de “¿La verdad o la mística nacional?”,Instituto de Investigaciones en Comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata: Question/Cuestión, vol. 1 n* 33, p 37. Disponible en:

Otra gesta antimilitarista como expresión más cristalizada del heteropatriarcado que se opuso a la ocupación de las islas, fue la revista feminista Persona n° 12, 1982. Hacía gala el artículo de María Elena Oddone junto al texto "Todo el poder a Lady Dy. Militarismo y anticolonialismo en la cuestión de las Malvinas" escrito con estilo libertario por Néstor Perlongher, bajo el seudónimo de "Víctor Bosch".


[3] Para tener una idea más cabal de las personalidades que pasaron por Nueva Presencia ver: Emmanuel N. Kahan, Entre la aceptación y el distanciamiento: Actitudes sociales, posicionamientos y memoria de la experiencia judía durante la última dictadura militar (1976-1983). Tesis de posgrado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2011. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.444/te.444.pdf


[4] Entrevista realizada por la autora en julio de 2021.


[5] “Luego del cierre de Nueva Presencia, la iniciativa de su director, Herman Schiller, se sostendría un año más con Nuestra Presencia -el nombre del emprendimiento posterior-que con 17 números lograría subsistir hasta 1987”. Emmanuel N. Kahan No todo lo que brilla es oro. El periódico Nueva Presencia y la dictadura militar en Argentina, 1977-1983. XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche, 2009. Disponible en:


[6] Emmanuel N. Kahan, Entre la aceptación y el distanciamiento: Actitudes sociales, posicionamientos y memoria de la experiencia judía durante la última dictadura militar (1976-1983) Op.cit.


[7] Entrevista realizada por la autora en julio de 2021.


[8] Para mayor información ver: Bellucci, Mabel y Queiroz, Juan, "Con la democracia se come, se cura, se educa y también se reprime. El surgimiento de la Comisión Pro-Defensa de las Libertades Cotidianas". Moléculas Malucas, enero de 2021. https://www.moleculasmalucas.com/post/con-la-democracia-se-come-se-cura-se-educa-y-también-se-reprime


[9] Información brindada por Juan Queiroz a la autora, el 9 mayo de 2021.


[10] Entrevista de Juan Queiroz a Marcelo Benítez, 11 de mayo de 2021.


[11] Ungo, Urania Montenegro, Para cambiar la vida: política y pensamiento del feminismo, Panamá: Instituto de la Mujer, Universidad de Panamá, 2000,p. 67.


[12] Feijoó había publicado una investigación "Las luchas feministas” en Todo es Historia, enero de 1978, n° 128. Luego intervino en el icónico n° 183, agosto de 1982, “La mujer en la vida argentina”. Obtuvo una beca de CLACSO para continuar estas líneas de investigación que dieron lugar a una primera serie de artículos, pioneros en la historiografía sobre las mujeres en la Argentina.


[13] Silvio Lang, trabajador cultural cuir y director escénico, conoce también a Graciela: “En los años 80 coordinaba grupos sobre cine de autorx y hacía crítica de cine en revistas. Ella decía que tenía una gran destreza para ver una película y comenzar a hablar. Escribió dos novelas breves, Kadish sobre un duelo judío y El Cangrejo sobre la hora del té chino -las dos novelas argentinas más bellas que he leído hasta el momento. Le gustaba decir que había escrito una novela judía y una novela china. Aunque ella decía: "no tengo alma para la poesía". Fue una autora de culto, en los círculos de poesía porteña. Yo, la conocí en el 2003, porque decidí llevar a escena Kadish, una novela entre dos duelos, la muerte del padre y la muerte de la madre de una familia judía de Zona Norte, estructurada en 6 voces, la de la madre aún viva y la de 4 hijxs, al modo de Las olas de Virginia Woolf. La obra Kadish se estrenó primero en el foyer del Teatro Libertador de Córdoba, en el marco del Festival del MERCOSUR, en octubre del 2003. Al año siguiente, en Buenos Aires, en el teatro de Cristina Banegas, El Excéntrico de la 18ª. Por esa época escribió un libro muy extenso que llamó También menos, de una escritura muy fragmentada, con historias de amor yuxtapuestas con inserto de collage que ella misma hacía con imágenes de películas de revistas de cine que guardaba en su casa.


[14] Lugar de Mujer, abierta en 1984, fue la primera casa feminista en Buenos Aires autogestionada y financiada por sus integrantes. Intervino activamente para la conquista de los reclamos feministas que surgieron a lo largo de los años ochenta. Ver: Bellucci, Mabel, Orgullo. Carlos Jáuregui, una biografía política, Buenos Aires, (2020), Final abierto, p.153.


[15] Entrevista realizada por la autora en julio de 2021.


[16] Ibídem.


[17] Aún hoy, distintas corrientes de las izquierdas regionales omiten o silencian el carácter represivo de Cuba frente a intelectuales, escritores, artistas que levantaron y levantan discursos por fuera del oficial. Entre 1965 y 1968, instalaron en la provincia de Camagüey, Las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) con el objetivo de aislar y concentrar a una diversidad de personas potencialmente “disidentes” del régimen. Fueron campos forzados de trabajo básicamente para jóvenes en edad militar que por diferentes motivos se negaban a hacer el servicio militar obligatorio; homosexuales, católicos, testigos de Jehová, integrantes de religiones afrocubanas, hippies, marihuaneros, prisioneros políticos, funcionarios acusados de corrupción, emigrantes potenciales, campesinos reacios a la colectivización de las tierras, trabajadores ilegales por cuenta propia. Toda esta multitud debía ser «reeducada» por el gobierno revolucionario.


[18] Emilio Fermín Mignone, «Organizaciones de derechos humanos en Argentina», Buenos Aires: Memoria Abierta, 14 de octubre de 2011.


[19] Emmanuel N Kahan, Entre la aceptación y el distanciamiento: Actitudes sociales, posicionamientos y memoria de la experiencia judía durante la última dictadura militar (1976-1983) Op. cit.


[20] Entrevista realizada por la autora y Martín De Grazia en noviembre de 2008.


[21] Ibídem.


[22] Carlos Jáuregui, “Actividades de la CHA”, Vamos Andar, nº 2, CHA, octubre de 1986.


[23] Carlos Jáuregui, “Herman Schiller. Presidente del MJDH”, Vamos Andar, nº 2, CHA, octubre de 1986.


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Cómo citar este trabajo


Bellucci, Mabel. El semanario Nueva Presencia. Páginas para los derechos humanos, el judaísmo, las minorías sexuales y el feminismo

Moléculas Malucas, agosto de 2021.

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